Resumen del libro
La peculiaridad más destacada de la ley del jurado quizás consista en que, en su articulado, no es posible hallar un concepto de veredicto. La ley del jurado no define el veredicto que ha de pronunciar el jurado. Incluso, se podría añadir que la ley del jurado evita referirse al término “veredicto” acudiendo, en cambio, a otro bien distinto y que, ciertamente, no se presta a su comprensión fácil para quién se encuentra obligado a acudir a la lectura de la ley del jurado ya sea o no jurista. Me estoy refiriendo a la denominada “acta de votación” que redacta el jurado según el objeto de veredicto elaborado previamente por el magistrado que lo preside. No existe el “veredicto” del jurado. Lo que regula la ley del jurado es la denominada “acta” que redacta y vota el jurado según el objeto de veredicto elaborado previamente por ese mismo magistrado. El jurado no pronuncia un veredicto. Simplemente redacta un “acta” en la que se contiene la votación, por sus componentes, de las “reglas” con la que el magistrado que lo preside procede, previamente, a redactar su objeto de veredicto.
El jurado no emite un veredicto y sí, en cambio, procede a la redacción de un “acta”. La razón de que así suceda se justifica en que, realmente, los componentes del jurado no emiten un veredicto de modo emancipado y libérrimo. Redactan un “acta” por la que proceden a votar el objeto de veredicto elaborado previamente por el magistrado que los preside. El “veredicto” del jurado no es técnicamente un veredicto cómo es posible que sea conocido en la práctica del juicio conjurado en el sistema jurídico anglo/norteamericano.
La redacción de todos y cada uno de los “apartados” del “acta” por el jurado se justifica en el objeto de veredicto elaborado previamente por el magistrado que lo preside en obligada comunión con las “reglas” con las que, realmente, se elaboró previamente ese objeto de veredicto por ese mismo magistrado. Es el magistrado que preside el jurado quién redacta el objeto del veredicto al que el jurado ha de dar cumplida respuesta sin que pueda, al redactar el “acta”, actuar libérrimamente ni de modo emancipado respecto de las “reglas” con las que, realmente, se elaboró previamente el objeto del veredicto por el propio magistrado que lo preside.
La comunión, entre las “reglas” con las que se elabora previamente el objeto del veredicto por el magistrado que preside el jurado, con los “apartados” con los que los componentes del jurado han de proceder a redactar el “acta” y votar ese objeto de veredicto, nos aproximaría a un modelo de jurado escabinado y, por tanto, muy proclive a justificar un “Jurado español” prototípico y singular.
Capítulo I. El veredicto del jurado
Capítulo II. El veredicto del magistrado que preside el jurado
Capítulo III. El veredicto/cuestión del magistrado que preside el jurado
Capítulo IV. Las instrucciones al jurado del magistrado que preside el jurado
Capítulo V. la deliberación del jurado sobre el objeto de veredicto elaborado por el magistrado que lo preside y la denominada acta que el jurado ha de proceder a votar
Capítulo VI. La votación del acta por el jurado
Capítulo VII. El acta que redacta el jurado
Capítulo VIII. La “sucinta explicación” del acta que redacta el jurado+
Capítulo IX. La devolución al jurado del acta y disolución del jurado
Índice general de bibliografía